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Descartes Contradicciones de su irracionalismo teológico (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

1.
CRONOLOGÍA BIOGRÁFICA DE DESCARTES

1533: –Nace M. Montaigne, pensador ligado al
escepticismo.

1535: –Nace Luís de Molina, jesuita que
polemizó con el dominico domingo Báñez
acerca del problema de la compatibilidad entre la omnipotencia
divina y el libre albedrío del hombre, que
posteriormente trató Descartes
inclinándose por una solución cercana a la de este
jesuita.

1541: -Nace P. Charron, escritor escéptico
que influyó en Descartes.

1549: -Nace Giordano Bruno, que fue quemado por
la Inquisición en el año 1600.

1551: -Nace Francisco Sánchez, cuya obra
inspiró el pensamiento
cartesiano, aunque Descartes nunca lo mencionó.

1561: -Nace Francis Bacon, defensor de un
método
experimental para el avance de las ciencias, que
no tuvo éxito a
causa de su olvido de la importancia de las Matemáticas y de la conveniencia de crear
hipótesis explicativas sin necesidad de un
proceso de
acumulación excesiva de datos.

1564: -Nace Galileo Galilei,
uno de los grandes científicos de la Historia, creador del
método hipotético-deductivo, descubridor de
diversas leyes
físicas y primer científico que utilizó el
telescopio descubriendo las fases de Venus, los anillos de
Saturno, las manchas solares, los satélites
de Júpiter, y defensor del heliocentrismo ya presentado
anteriormente por Nicolás Copérnico en su obra
De revolutionibus orbium coelestium. Fue condenado por
esta defensa en cuanto la Iglesia
Católica la consideró herética, pero pudo
librarse de ser quemado en la hoguera, renunciando
públicamente a tal herejía. De este modo la pena se
le rebajó a una condena de prisión para el resto de
su vida, la cual finalmente cumplió en forma de arresto
domiciliario permanente.

1571: -Nace Kepler.

1585: -Nace Richelieu en la provincia de Poitou,
cerca de donde nacería Descartes 11 años más
tarde. En el año 1624 ascendió al cargo de primer
ministro de Luís XIII, aprobó una ley contra la
enseñanza de otra filosofía que no
fuera la de la Escolástica tradicional y en el año
1628 asedió a los protestantes de La Rochelle,
provocando la muerte de
22.000 personas, de las 27.000 que habitaban la ciudad. Descartes
participó o fue testigo de este asedio en el año
1628.

1592: –Muere M. Montaigne.

1596: -Nace René Descartes en La
Haye (Turena), el 31 de marzo. Hijo segundo de una familia de
clase media
superior y perteneciente a la baja nobleza. Heredó de su
madre el título de "sieur de Perron", junto con unas
tierras, que, al hacerse cargo de la herencia,
vendió junto con el título para conseguir dinero.

Durante sus primeros años se crió en casa
de un tío suyo en Châtellerault, pues su madre
murió en el año 1597.

1597: -Muere su madre al dar a luz a una
niña, el 13 de mayo del año 1597, aunque Descartes
afirma que murió pocos días después de su
nacimiento, lo cual –junto con otros hechos- puede ser una
muestra de su
tendencia "fabuladora" de la que luego se
hablará.

1600: -Giordano Bruno es quemado en la hoguera
por la Inquisición Católica.

-Muere Luís de Molina.

-1603: Muere P. Charron

-1605: Polémica sobre la
predestinación y el libre albedrío entre F. Gomaro
y J. Arminio en los Países Bajos.

-1606: Descartes ingresa en el colegio de
jesuitas de La
Flèche. El segundo director del colegio, el Padre
Étienne Charlet, era pariente de la madre de Descartes.
Cuarenta años después en una carta Descartes
le seguía considerando como su "segundo padre". El colegio
de La Flèche era el más importante de Francia en
aquellos tiempos. A él acudían los hijos de
miembros especialmente importantes de la nobleza, aunque
también hijos de padres sin título nobiliario o
niños
como Descartes, pertenecientes a la baja nobleza, pero bien
acomodados económicamente.

1614: -Deja el colegio, acabados sus estudios
primarios y secundarios, para ingresar en la Universidad de
Poitiers.

1616: -Se licencia en Derecho en
Poitiers.

1618: -Primera visita a Holanda. Se incorpora al
ejército de Mauricio de Nassau, príncipe de Orange.
Es posible que este hecho influyese en la posterior
decisión de Descartes de emigrar a Holanda, cuando
decidió abandonar Francia por temor a la
Inquisición y al absolutismo
del cardenal Richelieu.

-Se producen fuertes discusiones entre gomaristas y
arminianos acerca de la predestinación y el libre
albedrío.

-Se produce el primer encuentro de Descartes con el
matemático Isaac Beeckman, siete años mayor que
él, que parece haber sido especialmente importante para
que Descartes se decidiese a profundizar en el estudio de las
Matemáticas. Tuvieron amistad de manera
especial durante los dos primeros meses de su
encuentro.

1619: -El arminiano Oldenbarnevelt es condenado a
muerte.

-Descartes asiste a la coronación del nuevo
emperador Fernando II en Frankfurt.

-Se alista en el ejército de Maximiliano de
Baviera, a favor del emperador Fernando II.

-El 10 de noviembre, en un lugar entre Frankfurt y
Viena, Descartes "cuenta" que el 10 de noviembre tuvo tres "tres
sueños" fantásticos en los que se le plateaba de
modo simbólico qué camino debía seguir en
la vida
("Quod vitae sectabor iter?"), junto con la
respuesta igualmente simbólica y milagrosa, como si de un
mensaje divino se tratara, de que debía dedicarse a la
búsqueda de la Verdad. Sin embargo, esa vocación no
fructificó en aquellos momentos, pues hasta 1628 no se
dedicó en serio a su formación científica y
filosófica.

Es posible que estos sueños fueran reales, pero
también lo es que fueran otra fabulación
cartesiana, inspirada tal vez en un libro como
Las bodas químicas de C. Rosacruz, de Johan
Valentinus Andreae, miembro de la hermandad Rosacruz. Ese libro
se publicó en 1616. Poco tiempo
después en París se rumoreó que Descartes
pertenecía a dicha organización.

-Como consecuencia de tales sueños (?), Descartes
hizo la promesa de realizar una peregrinación a Loreto en
Italia, pero no
se sabe si llegó a cumplirla.

-Vanini fue quemado en la hoguera en Toulouse por
ateísmo, por su creencia de que la Naturaleza es
el origen de todas las cosas.

1620: –Viajes de
Descartes por Europa en el
ejército de Maximiliano de Baviera que vence a Federico V
de Bohemia en la batalla de Montaña Blanca, cerca de
Praga.

-Conoce al padre Mersenne, su mejor amigo a lo largo de
toda su vida, que estuvo a favor de las tesis de
Galileo. Descartes, sin embargo, no le visitó ni en los
últimos días de su enfermedad ni el día de
su muerte.

-Aparece publicado el Novum Organum de Francis
Bacon.

1621: – Descartes sigue viajando por
Europa.

1622: -Viajes por Europa (Alemania y
Países Bajos).

-Visita a su familia en Poitou.

-Vende su granja y su título de "Sieur de
Perron", herencia de su madre.

– Jean Fontanier, deísta, es ejecutado en
París

1623: -Estancia en París.

-Rumores acerca de la pertenencia de Descartes a la
fraternidad Rosacruz. Descartes lo desmiente, aunque el asunto no
está claro y parece que sí fue miembro de dicha
organización.

-Viaja a Italia: Venecia, Florencia.

-Muere Francisco Sánchez, "el
escéptico".

1624: -Richelieu es nombrado jefe del Consejo
Real de Luis XIII.

-El Parlamento de París decreta la
prohibición, bajo pena de
muerte, de la enseñanza de cualquier opinión
contraria a los autores antiguos aprobados y mantener debates
públicos sobre temas distintos a los aprobados por los
doctores de la Facultad de Teología.

-Un tratado titulado Historical Verhal, de
Nicolás Wassenar, mencionaba a Descartes como
rosacruz. De hecho tenía bastantes amigos de esa
fraternidad y, en el siglo XX, algunos críticos como
Watson y Adam consideraron que Descartes perteneció a esa
organización.

1625: -Búsqueda de cargos. Escribe a su
padre para preguntarle si podría ocupar el puesto de
"teniente-general" de Châtelerault, pero no consigue nada.
Parece que su padre no se preocupa demasiado por él: Tiene
dos hermanos primogénitos, cada uno de una madre; de estos
se ocupa más que de él, posiblemente porque
derrocha el dinero de
la herencia de su madre.

-Se establece en París hasta 1628.

-En París el movimiento de
los "libertinos de espíritu", surgido hacia 1619 y
caracterizado por una actitud de
libertad
intelectual y de escepticismo, adquiere una fuerza
importante.

1626: -Descartes permanece en
París.

-Muere Francis Bacon.

1627: -Hay rumores de que Descartes se bate en
duelo en defensa de una mujer
maltratada.

-Comienza el asedio de Richelieu contra los hugonotes de
La Rochelle. Descartes visita el lugar en el que se produce el
asedio contra La Rochelle, que consigue la rendición de la
ciudad en octubre de ese mismo año, muriendo 22.000
hugonotes (protestantes franceses) de los 27.000 que
constituían la población de la ciudad.

1628: -Se entrevista con
el cardenal Berulle, ministro del gobierno, y parte
después a Holanda. Se desconoce el motivo de su
entrevista, pero quizá el cardenal le advirtió de
los peligros que corría en Francia a causa de su
pertenencia a la hermanada Rosacruz o por otros motivos
relacionados con su pensamiento crítico con respecto al
pensamiento de la filosofía Escolástica,
única admitida por el cardenal Richelieu. El hecho es que
poco después Descartes emigra a Holanda y, una vez
allí, cambia de domicilio en más de veinte
ocasiones (!) intentando mantener en secreto su dirección, como si temiera ser
detenido.

-Comienza su estancia en Holanda a fin de escapar, tal
vez, a una serie de años turbulentos en Francia y en
Europa en general. Dice buscar la "soledad" para poder
dedicarse mejor al estudio, pero esta afirmación parece
falsa en cuanto no encaja con el hecho de que cambiase de
domicilio en muchas ocasiones, manteniendo en secreto su
domicilio. Parece que huye del peligro de un país en el
que Richelieu impone un régimen absolutista, habiendo
causado la muerte a 22.000 hugonotes en el asedio de La Rochelle
(1627-1628) y habiendo prohibido en 1624 la discusión de
temas filosóficos distintos a los oficiales.

-Su estancia en los Países Bajos duró
hasta el año 1649.

-Intenta montar una fábrica, junto a Jean
Ferrier, para fabricar lentes, corriendo Descartes con todos los
gastos, lo cual
es una clara señal de que su vocación
científica y filosófica no debía de tenerla
todavía demasiado clara.

-Tardía vocación de Descartes por la
Filosofía y por la Ciencia,
que realmente comienza de verdad en estos momentos.

-Ruptura entre Descartes y Beeckman en relación
con la supuesta enseñanza de armonía (musical) de
Beeckman a Descartes. El orgullo de Descartes le conduce a ser
incapaz de aceptar haber recibido tales enseñanzas, a
pesar de que Mersenne pudo ver que Beeckman tenía
razón. Las cartas de
Descartes a Beeckman son especialmente duras, llenas de odio y de
desprecio:

"El año pasado os pedí que me devolvierais
mi Música, no porque la necesitara, sino porque
alguien me dijo que os referíais a ella como si la hubiera
aprendido de vos. Ahora que doy por sentado que preferís
la estúpida jactancia a la amistad y la verdad, os
diré en dos palabras que, aunque le hubierais
enseñado algo a alguien, sería odioso por vuestra
parte decirlo, y aún más odioso si fuera falso.
Pero lo peor es que seáis vos el que haya aprendido de la
persona en
cuestión".

Después de la respuesta de Beekman, Descartes
todavía le respondió más duramente:
"…Si no me diera lástima que estéis enfermo,
no sería capaz de evitar la risa, porque ni siquiera
sabéis lo que es una hipérbola", y
añade:

"No había sospechado nunca que vuestra estupidez
e ignorancia fuera tan grande como para que creyerais que he
aprendido de vos más de lo que estoy acostumbrado a
aprender de otros seres naturales… Me parece obvio, por
vuestra carta, que no pecáis por malicia, sino por
locura".

Diez años antes, sin embargo, Descartes
había escrito a Beekman:

"Os honraré como el primer promotor de mis
estudios y su primer autor. Pues vos, en verdad, me habéis
sacado de la ociosidad y vuelto a despertar en mí una
ciencia que
casi había olvidado. Me habéis devuelto a las
empresas
serias y habéis mejorado a quien estaba separado de ellas.
Si, por tanto, produzco algo que no sea despreciable,
tendréis derecho a reclamarlo como vuestro". Por esa misma
época le había escrito: "Amadme y dad por hecho que
me olvidaría de las musas antes que de vos, porque me han
unido a vos con un vínculo de eterno afecto" (24 de enero
de 1619).

1629: -Descartes se traslada a Amsterdam, ciudad
nada tranquila para dedicarse a la soledad y el estudio, sino
todo lo contrario. Durante los seis años siguientes
–con interrupciones- Descartes vivió en esta ciudad
en varios domicilios.

-Trabaja en su Tratado del Mundo, informando a
Mersenne de sus progresos.

1630: -Se traslada a Leiden y se matricula en su
universidad. Estudia Matemáticas y Astronomía.

-Se aloja en casa de C. Heymeszoon van Dam, que
vivía con su esposa y cinco hijos, lo cual no
parecía que pudiera contribuir de un modo especial a
conseguir la soledad que decía buscar.

-Conoce a Constantijn Huygens, padre de Christian
Huygens, que en esos momentos tiene un alto cargo político
en Holanda.

-Muere Kepler.

1632: -Estudia Astronomía,
Matemáticas, Anatomía, Física y Química.

-Desarrolla su mecanicismo.

1633: -Condena de Galileo y carta de Descartes a
Mersenne:

"…Me quedé tan sorprendido que casi
decidí quemar mis papeles o al menos no dejar que nadie
los viera […] no puedo eliminar [el punto de vista
según el cual la Tierra se
mueve] sin dejar el resto de la obra defectuoso. Pero por nada
del mundo querría publicar un discurso en el
que la Iglesia pudiera encontrar una sola palabra censurable"
(AT, I, pp. 270-271).

-Finaliza su Tratado del Mundo.

1634: -Escribe el día 15 de octubre que ha
engendrado un hijo con Helena Jans: Se trataba de Francine,
nacida efectivamente 9 meses después. Su madre, Helena
Jans, era la doncella de la casa en que vivía entonces y
murió por aquel mismo tiempo.

-Escribe a Mersenne para decirle que no le
enviaría el manuscrito de su Tratado del
Mundo
:

"He decidido suprimir por completo el tratado que he
escrito y confiscar toda mi obra de los últimos cuatro
años para prestar obediencia a la a Iglesia, puesto que ha
proscrito la opinión de que la Tierra se
mueve…" (AT, I, pp. 281-282).

Dos meses después vuelve a escribirle:

"Aunque [la teoría
de que la Tierra se mueve] pensaba que se basaba en pruebas
seguras y evidentes, no desearía por nada del mundo
mantenerlas contra la autoridad de
la Iglesia… Deseo vivir en paz y seguir llevando la vida
que había empezado con el lema "Para vivir bien debes ser
invisible"… (AT, I, pp. 282-283).

En otra carta indica:

"He visto cartas escritas sobre la condena de Galileo,
impresas en Lieja el 20 de septiembre de 1633, que contienen las
palabras "aunque pretendía exponer sus opiniones
sólo de un modo hipotético", por lo que parece que
prohíben incluso el uso de las hipótesis en
astronomía. Por eso no me atrevo a decirle [a uno de mis
corresponsales], cuáles son mis pensamientos al
respecto".

Esta preocupación de Descartes por la
Inquisición le duró toda su vida.

1635: -Nace la hija de Descartes, Francine. La
relación de Descartes con Helena, madre de Francine,
parece buena, pero no lo suficiente como para casarse con ella,
la cual murió por la misma época que su
hija.

-Reneri comienza a explicar en Utrecht la
filosofía de Descartes.

-Conoce a Clerselier, admirador suyo, propagador de sus
ideas y editor de algunos de sus escritos.

1637: -Se publica en Leiden El Discurso del
Método.

-Envía copias al rey Luis XIII, al cardenal
Richelieu, al embajador francés en La Haya, al cardenal De
Bagné y al cardenal Barberini, entre otros.

-Acusación de Beaugrand a Descartes de que
había cometido plagio en relación con sus trabajos
en Matemáticas, relacionados con la obra de Viete y de
Harriot.

-Critica la obra de Fermat, la de Beaugrand y las de
otros matemáticos. En el prefacio de sus
Meditaciones dice que sus críticos son "necios y
blandos, y arrogantes, y que mantenían opiniones "falsas e
irracionales". Cualquier crítica
a su obra es recibida como un ataque personal.

-Descartes decide que Helena y Francine (su "sobrina")
vayan a vivir con él a su nuevo alojamiento y que Helena
trabaje de criada de su casera. Hubo una correspondencia escrita
entre Descartes y Helena, lo cual supone la existencia de una
buena relación entre ellos.

1638: -Descartes es feliz con su hija
Francine.

-Durante esos tiempos se dedica a la botánica y a la biología: Disecciona
animales
(peces,
conejos…) diciendo de ellos: "Ésa es mi biblioteca", lo
cual representa un aspecto interesante por lo que se refiere al
hecho de que la experimentación no estuve completamente
ausente
en la obra cartesiana. Parece que ambicionaba abarcar
todo en sus estudios, pero eso, aunque podía conseguirlo
como un diletante, no pudo conseguirlo como un conocedor
profundo.

1640: -Termina las Meditaciones
Metafísicas
, aunque las publica en 1641.

-Sigue manifestando temor a la
Inquisición.

-Surge una fuerte polémica con Voetius
–polémica que duraría cinco años- en
torno a
cuestiones teológicas y en especial en torno al problema
del libre albedrío. Voetius defiende la posición de
Calvino; mientras que Descartes adopta una postura similar a la
de Arminio (1560-1609), que había sido profesor en
Leiden y había defendido el libre albedrío. Regius
colabora con Descartes en su enfrentamiento con
Voetius.

-El Sínodo de Dort (1618-1619) rechazó sus
opiniones y reafirmó la ortodoxia calvinista. Finalmente
el Senado de la Universidad de Utrecht prohibió la
enseñanza de la filosofía cartesiana.

-Descartes, en una carta al jesuita Donet, ataca
duramente a Voetius llamándole pendenciero, envidioso,
loco, pedante estúpido, hipócrita y enemigo de la
verdad, y también le acusa de calumnias.

-Francine enferma en septiembre y muere de escarlatina
el día 7. Fue posiblemente el momento más triste de
la vida de Descartes. Muere también la madre de Francine,
y el padre y la hermana de Descartes.

-La herencia de su padre le sirve para continuar su
ritmo de vida y sus viajes durante casi toda esta última
década de su vida.

1642: -En otoño se produce su primer
encuentro con la princesa Elisabeth de Bohemia.

-Se inicia su correspondencia con la princesa. Leon
Petit, en su libro sobre Descartes et la Princesse
Elizabeth
plantea que ambos estuvieron enamorados.
Genèvieve Rodis-Lewis se muestra de acuerdo, aunque
considera que se trataría de un amor
platónico.

-Muere Galileo.

-Muere Richelieu.

1643: -Voetius publica un libro en el que acusa a
Descartes de ateísmo. Descartes responde de un modo muy
agresivo.

-Las autoridades de Utrecht acordaron que Descartes
había difamado a Voetius y llevaron el caso al tribunal.
Descartes recurrió al príncipe de Orange y al final
se consiguió paralizar la disputa y las tensiones entre
ellos.

1644: -Se publica la obra de Descartes Los
Principios de
la Filosofía.

-Viaje de Descartes a Francia en mayo para discutir
sobre la herencia de su padre.

-En los últimos años de su vida, se
preocupa por conseguir alguna fuente de ingresos,
mediante la obtención de una pensión o un cargo en
la corte del rey Luis XIII o, posteriormente, en la de la reina
Cristina de Suecia.

1645: -Su amigo Chanut es nombrado embajador en
Suecia, y Descartes aprovecha la ocasión para pedirle su
influencia en la reina para que le hable de él a fin de
obtener un cargo en la corte sueca. En una carta a Chanut le
dice: "…me inclino a esperar ser conocido también
por las personas de alto rango, cuyo poder y virtud
podrían protegerme". Es evidente que el sentido de esa
"protección" se relaciona con la Inquisición, en
cuanto sus disputas con los protestantes, indirectamente
podían ser igualmente contra los católicos, pues la
filosofía cartesiana implicaba el rechazo de las famosas
cinco "vías" de Tomás de Aquino y, además,
la postura de Tomás de Aquino –y también del
dominico Domingo Báñez estaban más en
consonancia con las tesis de Roma que las del
jesuita Luís de Molina y que las de J. Arminio.

-El deseo de Descartes de conseguir un cargo que le
diera dinero se muestra de diversos modos, pero es un ejemplo muy
significativo su carta a la reina en la que le dice: "Si me
llegara del cielo y la viera descender de las nubes, no me
sorprendería tanto como recibir la carta que
Vuestra Alteza tan graciosamente me ha escrito, y no
podría recibir una carta con más respeto y
veneración de la que siento al recibir la vuestra"; y,
más adelante, "…me atrevo a jurar a Vuestra
Majestad que no podrá mandarme nada tan difícil que
no esté dispuesto a hacer todo lo posible por cumplirlo"
(AT, V, p. 294).

1646: -Disputa con Trigland en la universidad de
Leiden. Trigland ataca el principio cartesiano de que "la duda es
el principio de la filosofía indudable", pues ese
principio conducía a los alumnos al escepticismo y al
ateísmo.

-La universidad de Leiden prohíbe la
filosofía cartesiana, imponiendo el
aristotelismo.

-Revius, rector de la Escuela de
Teología de la Univ. de Leiden, declara que Descartes es
un blasfemo por sugerir que Dios podía
engañar.

-Último encuentro de Descartes con la princesa
Elizabeth, aunque su correspondencia
continuaría.

-Chanut habla a la reina Cristina de la Filosofía
de Descartes, y ésta inicia una correspondencia con
él y le manifiesta su deseo de que visite su
corte.

1647: -En mayo escribió:

"Respecto a la paz que había deseado, preveo que
de ahora en adelante no tendré tanta como quisiera, pues
no he recibido toda la satisfacción que se me debía
por los insultos que he recibido en Utrecht, y veo que me esperan
otros en el camino. Una tropa de teólogos, seguidores de
la filosofía escolástica, parece haber formado una
liga para aplastarme con sus calumnias" (AT, V, pp.
15-16).

-Encuentro en París con Gassendi, Hobbes y
Pascal.
Descartes se muestra disgustado con las Objeciones de
Gassendi y con las de Hobbes a sus Meditaciones
Metafísicas
.

1648: -El
príncipe de Orange manda que cesen las discusiones en
la universidad de Leiden.

-Descartes redacta, para la princesa Elizabeth, su breve
tratado Las pasiones del alma.

-Intenta conseguir una pensión económica
del gobierno francés, pero, al no conseguirla, regresa a
Holanda.

-Su fiel amigo Mersenne muere el día 1 de
septiembre, pero Descartes ni le visitó en sus
últimos días ni asistió a su
entierro.

1649: -Descartes pretende conseguir una
pensión o un sueldo de la reina, en el caso de que se
desplace a la corte de Suecia.

-La reina le escribe a Descartes para decirle que ha
leído sus Principios de la Filosofía.
Descartes le responde con otra carta en la que, aunque de forma
no explícita, le ofrece su presencia en la corte, si ella
lo desea: "… me atrevo a jurar a Vuestra Majestad que no
podrá mandarme nada tan difícil que no esté
dispuesto a hacer todo lo posible por cumplirlo".

-Descartes acepta la invitación de la reina
Cristina de Suecia y se traslada a Suecia para explicarle su
Filosofía. Allí, sin embargo, además de
estas explicaciones, tiene que encargarse de otros asuntos que
nada tienen que ver con la Filosofía.

-Dedica a la reina una versión ampliada de Las
pasiones del alma
, habiendo solicitado el permiso de
Elisabeth, a quien le había dedicado la primera
versión.

-Escribe un libreto para un ballet y es del agrado del
público, que le pide que escriba un drama de amor.
Descartes acepta sin ganas, pero Chanut le encarga escribir los
estatutos para una Academia Sueca. Descartes se siente a disgusto
y manifiesta su deseo de abandonar Suecia.

1650: -En enero escribe una carta en la que dice:
"…Estoy fuera de lugar aquí y sólo deseo
tranquilidad y reposo".

-El día 11 de febrero muere en Estocolmo como
consecuencia de una pulmonía.

1654: -La reina Cristiana abandona el
luteranismo, abdica y se hace católica.

  1. Factores
    psíquicos, educacionales y sociales que condicionaron
    la obra de Descartes

Dado que Descartes no estaba intelectualmente
infradotado, tiene interés
investigar las diversas causas que condicionaron la
formación de su personalidad a
fin de comprender mejor los motivos de su obcecada incompetencia
para tomar conciencia de los
graves errores y contradicciones en que incurrió a lo
largo de su producción filosófica. La investigación biográfica de estos
motivos debería ser objeto de un estudio especial, pero,
sin pretender ser exhaustivo, señalaré algunas
circunstancias que pudieron propiciar en cierta medida la
mayoría de estos errores. Entre ellas hay que hacer
referencia a las siguientes:

a) Sus orígenes en la baja nobleza
así como su aspecto físico poco agraciado
pudieron generar en él una frustración que
tal vez trató de compensar mediante un sentimiento de
orgullo y de superioridad intelectual
, que a su vez pudo
influir de algún modo en su frívola
confianza en la verdad incuestionable de sus doctrinas
filosóficas y científicas, que le llevaba en muchas
ocasiones a ser incapaz de aceptar la menor
crítica.

Estos orígenes en la nobleza debieron de
influir negativamente en la formación de su personalidad,
llevándole a mostrarse servil con quienes
consideraba superiores, como la princesa Elisabeth de Bohemia o
la reina Cristina de Suecia, o a mostrarse altivo con
quienes consideraba inferiores, como fue el caso de Voetius, a
quien trató de plebeyo de modo
insultante.

Así, por lo que se refiere a su
servilismo, tiene interés mencionar sus cartas a
personas como la princesa Elisabeth, a quien dedicó sus
Principios de la Filosofía, tributándole
galantes adulaciones insuperablemente exageradas, hasta el punto
de que podrían interpretarse como muestras de un
enamoramiento o de una extraordinario admiración, derivada
de consideraciones ajenas a la capacidad intelectual de la
princesa, o de intereses de otro orden, como el de contar con la
opinión favorable de personas de su alcurnia que
podrían a su vez influir en otros círculos sociales
a fin de incrementar su prestigio y la posibilidad de conseguir
algún cargo y el dinero correspondiente para mantener su
independencia
económica y su ritmo de vida. Como puede comprobarse, las
palabras dirigidas a la princesa Elisabeth llaman la atención por su exagerada
afectación, al margen de cuáles fueran las
cualidades de la princesa:

"…he podido apreciar tales cualidades en Vuestra
Alteza que creo de interés para el género
humano
proponerlas como ejemplo a la posteridad […]
Por lo demás, la máxima agudeza de vuestro
espíritu incomparable
se conoce en que habéis
indagado todas las profundidades de estas ciencias y las
habéis aprendido cuidadosamente en muy poco tiempo
[…] nunca encontré a nadie que haya entendido
tan perfectamente los escritos que he publicado
. […]
Pero me resulta imposible no dejarme arrebatar por un
sentimiento de enorme admiración cuando considero
que un conocimiento
tan vario y tan perfecto de todas las cosas no se halle en un
viejo sabio que ha empleado muchos años para instruirse,
sino en una princesa, joven aún, cuya belleza y edad se
parece más a la que los poetas atribuyen a las Gracias que
a la de las Musas o de la sabia Minerva […] Y esta
sabiduría tan perfecta que advierto en Vuestra Majestad me
ha subyugado tanto que no sólo pienso que debo consagrarle
este libro de filosofía […] sino que no tengo
más deseo de filosofar que el de ser, Señora, de
Vuestra Alteza, el más humilde, el más obediente y
el más devoto servidor

",

En otra carta similar, dirigida a la princesa cuando
ésta tenía 25 años, le dice lo
siguiente:

"El favor con que Vuestra Alteza me ha honrado,
haciéndome recibir sus órdenes por escrito es mayor
de lo que jamás me hubiera atrevido a esperar; compensa
mejor mis defectos que el favor que hubiera deseado con
pasión, esto es, el de recibirlas de vuestros propios
labios si hubiese tenido el honor de saludaros y ofreceros mis
muy humildes servicios
cuando estuve últimamente en La Haya. Pues hubiera tenido
demasiadas maravillas que admirar al mismo tiempo; y viendo
salir discursos
más que humanos de un cuerpo tan semejante a los que los
pintores dan a los ángeles, hubiese estado
encantado del mismo modo que, me parece, deben estarlo los que,
llegando de la tierra, acaban de entrar en el
cielo
"

Esta actitud tan aparentemente dominada por la
fascinación puede verse igualmente, aunque de modo mucho
menos exagerado, cuando, dirigiéndose a la reina Cristina
de Suecia, se despide con las palabras:

"le envío al señor Chanut algunos escritos
[…], para que, si a Vuestra Majestad le alegra verlos,
él me haga el favor de presentárselos y que esto
contribuya a manifestar con cuánto celo y
devoción, soy, señora, de Vuestra Majestad, el muy
humilde y muy obediente servidor
".

Frases tan atentas, tan llenas de admiración y
tan humildes hacia quienes consideraba como personas de especial
rango aristocrático superior al suyo, que
pertenecía a la baja nobleza, contrastan
llamativamente con el tratamiento que le da a Voetius, profesor
de Teología protestante y rector de la Universidad
de Utrecht, con quien había mantenido una discusión
acerca del libre albedrío y de la predestinación
del hombre, similar a la que anteriormente habían tenido
J. Arminio y F. Gomero. Voetius, por medio de un amigo, le
había acusado de ateísmo, y Descartes le
respondió de manera especialmente insultante y altanera,
de manera que, haciendo alusión a una supuesta
clase plebeya de su crítico, le
dijo:

"Después objeta [usted] cosas tan
estúpidas que no son dignas de mención, pues
sólo prueban que ningún plebeyo puede hablar
acerca de estas cosas con mayor ineptitud que usted
[…] Las restantes observaciones que mezcla usted con
éstas se apartan tanto del tema que parecen reproducir
palabras incoherentes de loro más que razonamientos
de filósofos".

Por otra parte, las discusiones y los
insultos de Descartes no se limitaron a las relacionadas
con Voetius sino que fueron mucho más amplias,
extendiéndose a Beeckman, a quien diez años antes
le había escrito diciéndole:

"Os honraré como el primer promotor de mis
estudios y su primer autor. Pues vos, en verdad, me habéis
sacado de la ociosidad y vuelto a despertar en mí una
ciencia [las Matemáticas] que casi había olvidado.
Me habéis devuelto a las empresas serias y habéis
mejorado a quien estaba separado de ellas. Si, por tanto,
produzco algo que no sea despreciable, tendréis derecho a
reclamarlo como vuestro".

Ese agradecimiento se convirtió sin embargo en
profundo desprecio diez años después, llegando a
calificar a su antiguo amigo como jactancioso, estúpido,
ignorante y loco.

En esta misma línea calificó la obra de
Fermat como excremento, y dijo que las cartas de Beaugrand
sólo servían de papel higiénico,
añadiendo que su obra era ridícula y despreciable.
Calificó de "moscas" a otros matemáticos que
habían criticado su obra, y, en sus Meditaciones,
dijo que sus críticos eran necios y arrogantes, y que
mantenían opiniones irracionales.

Como consecuencia de esta misma actitud así como
por la radical diferencia entre sus ideas y las de Hobbes,
Descartes tuvo una antipatía especial hacia este gran
filósofo inglés,
juzgándole como despreciable, y considerando que
había presentado sus Objeciones con la finalidad de
aumentar su propia fama. Por su parte Hobbes era consciente de
este desprecio y, por ello, en relación con la
publicación de su obra De cive, llegó a
escribir:

"si el señor Descartes llegara a notar o
sospechar los preparativos para la publicación de mi obra
(ésta u otra), estoy seguro que
maniobrará lo que pueda; créamelo usted, porque lo
sé".

Por otra parte, en el Discurso del Método
el propio Descartes reconoce tener una personalidad
orgullosa
, que, de modo positivo, le impulsa a trabajar por
mantener la reputación que ha ido adquiriendo:

"Pero como tengo un corazón
bastante orgulloso como para querer que me tomen por otro del que
soy, pensé que era preciso tratar por todo los medios de
hacerme digno de la reputación que me daban".

Tanto los halagos a las damas aristócratas
como el desprecio hacia tantos otros pensadores que no estaban de
acuerdo con sus puntos de vista conducen a pensar que la
altivez y el consiguiente menosprecio de Descartes
hacia ellos debió de ser muy considerable.

Por otra parte, el mismo interés de Descartes por
asistir en Alemania a la coronación del emperador Fernando
II en el año 1619, cuando todavía no había
comenzado su labor filosófica y parecía inclinarse
hacia la profesión militar, no parece sino otra muestra de
vanidad y de orgullo relacionados con su clase
social "aristocrática". Parece que esa vanidad de
"aristócrata" contribuyó de algún modo en su
decisión de alistarse en el ejército de Mauricio de
Nassau en Holanda en 1618, a continuación, en el de
Maximiliano de Baviera en Alemania en 1619, y finalmente, en 1628
en el del cardenal Richelieu en Francia, en su asedio a La
Rochelle.

b) Las circunstancias de su juventud: La misma
vanidad desarrollada durante la etapa inicial de su
formación pudo condicionar el hecho de que posteriormente,
al ampliar sus estudios sobre Filosofía, en el colegio de
La Flèche, y Derecho en la Universidad de Poitiers, se
pasara dos años "perdidos" (?) en París sin tener
ideas claras acerca de su futuro.

Posteriormente, en el Discurso del Método
escribió de modo fabulador que se había
alistado en los ejércitos mencionados con la
intención de conocer la forma de pensar y las costumbres
de los diversos pueblos, pues parece evidente que, si acaso, pudo
suceder que, como consecuencia de haberse alistado a esos
ejércitos, llegase a conocer otras costumbres y otras
formas de pensar, pero el hecho de que se alistase en
ejércitos en guerra tiene
como explicación más lógica
el hecho frívolo de que buscase en el
ejército su salida profesional, como ocupación
propia de la nobleza, sin llegar a plantearse si las
guerras en que
iba a participar estaban o no justificadas, guerras que
además nada tenían que ver con la defensa de
intereses franceses, pues, en el primer caso, se alistó en
el ejercito de holandés Mauricio de Nassau en lucha contra
los tercios españoles; en el segundo, se alistó en
el de Maximiliano de Baviera contra Federico V de Bohemia
–padre de la princesa Elisabeth de Bohemia, que
posteriormente tendría una interesante relación
epistolar con Descartes-; y, en el tercero, en el ejército
de Richelieu para reprimir a los franceses protestantes
(hugonotes) de La Rochelle. Por otra parte, la frivolidad
cartesiana no sólo se manifestó en estas
"anécdotas" de su vida sino que se mostró
también en la serie de ocasiones en que, por no haber
reflexionado con un mínimo de seriedad, defendió
teorías
absurdas o teorías que posteriormente abandonaba sin
explicación alguna para pasar a defender las contrarias,
como en el caso del problema de la libertad.

Algo que tiene interés para el
conocimiento de su personalidad es el hecho de que mantuviera
relaciones con una sirvienta, Helena Jans, y de que tuviera una
hija con ella, Francine, nacida en el año 1635 y muerta en
1640. Con Francine se comportó como un buen padre, durante
los cinco años que vivió y estuvo a su lado, siendo
la muerte de Francine el acontecimiento más triste de su
vida, sin embargo no parece que su comportamiento
con Helena, la madre de Francine, que murió por aquellas
mismas fechas, fuera precisamente ejemplar.

c) Junto a la frivolidad señalada, Descartes,
según parece, desarrolló en su personalidad una
arrogancia exagerada y una tendencia muy marcada a la
fabulación e incluso a la apropiación de
ideas ajenas
como originales. Así, por lo que se
refiere a la utilización de la proposición "cogito,
ergo sum" como verdad absoluta, Descartes no hace referencia a
Agustín de
Hipona (s. IV-V) ni a Jean de Mirecourt (s. XIV), quienes ya
la habían utilizado en sus obras en un sentido no muy
alejado del que tuvo en Descartes; por lo que se refiere a la
hipótesis del "genio maligno", tampoco hace referencia a
Guillermo de Ockham (s. XIV), quien ya había utilizado
dicha hipótesis; por lo que se refiere a la
utilización de la regla de la evidencia, tampoco menciona
a Jean de Mirecourt, quien ya la había utilizado, aunque
desde una perspectiva más amplia que la que le dio
Descartes; por lo que se refiere al principio de inercia, tampoco
menciona ni a Guillermo de Ockham, ni a Galileo, que ya
habían defendido este principio, especialmente Galileo,
cuyo enunciado une en uno solo las dos primeras leyes que luego
Descartes enunció como dos leyes distintas; por lo que se
refiere al uso del francés como lengua culta,
tampoco menciona como precedente a Nicole d’Oresme, a pesar
de que éste la había utilizado tres siglos antes
que Descartes; por lo que se refiere al uso de la máxima
moral
relacionada con seguir las leyes y costumbres del país en
que uno se encuentre, tampoco mencionó a Pierre Charron,
que ya antes había defendido esa forma de adaptarse a las
circunstancias; por lo que se refiere a la probable
fabulación de los sueños en Alemania, a los
que hizo referencia en el Discurso del Método,
tampoco menciona –como, por otra parte, era lógico
que no lo hiciera- el libro Las bodas químicas de
Christian Rosenkreutz
del miembro de la hermandad Rosacruz,
Johan Valentín Andreae, aparecido en 1616, en el que hay
una serie de detalles que coinciden con los de los sueños
–o, mejor, fabulaciones- de Descartes en 1619;
tampoco hace referencia a las "coincidencias", casi al pie de la
letra, con el español
Francisco Sánchez, cuya obra escéptica Quod
nihil scitur
apareció en 1581 y de quien se
hablará más adelante.

d) Además de su tendencia a la fabulación
y seguramente muy unida a ella, en diversos momentos de su obra
Descartes muestra una megalomanía bastante
considerable, como puede advertirse por ejemplo, cuando, al
comienzo de las Meditaciones Metafísicas, se atreve
a afirmar haber demostrado la existencia de Dios y la de la
inmaterialidad del alma, considerando que, con la ayuda de los
doctores de la Sagrada Facultad de Teología de
París, "todos los errores y falsas opiniones […]
respecto de estas dos cuestiones se borrarán pronto del
espíritu de los hombres", o cuando pretende estar ocupado
en una investigación crucial para la curación de
todas las enfermedades, para la
preservación de la vida y de la raza humana; o cuando
afirma haber explicado todos los fenómenos del Universo.

Una arrogancia similar es la que muestra de modo
inconsciente cuando, al dirigirse a la princesa Elisabeth, le
manifiesta su admiración diciéndole: "nunca
encontré a nadie que haya entendido tan perfectamente los
escritos que he publicado", para añadir poco
después a estas palabras:

"Pero me resulta imposible no dejarme arrebatar por un
sentimiento de enorme admiración cuando considero que un
conocimiento tan variado y tan perfecto de todas las cosas
[…] se halle en un princesa".

Evidentemente, con la referencia a ese "conocimiento tan
variado y tan perfecto de todas las cosas", el señor
Descartes se refería al conocimiento adquirido por la
princesa mediante la lectura de
sus obras tan extraordinarias.

Su arrogancia y su megalomanía se manifestaron de
un modo extremadamente patológico –a pesar de
que extrañamente los críticos no suelen hacer
referencia a este hecho- cuando se atrevió a afirmar con
la mayor jactancia del mundo:

"no hay ningún fenómeno en la Naturaleza
cuya explicación haya sido omitida en este Tratado [y] he
probado que no hay nada en todo este mundo visible o sensible
sino lo que he explicado"

Esta arrogancia estuvo acompañada de una
infravaloración intelectual de la mujer, que
pudo ser consecuencia de la educación y de la
época en que vivió, pero que en cualquier caso le
llevó a considerar que la mujer en general no estaba
especialmente capacitada para la comprensión de las
cuestiones filosóficas, tal como se desprende de su carta
al padre Vatier en la que, refiriéndose a determinados
pensamientos relacionados con las demostraciones de la existencia
de Dios, le dice

"estos pensamientos no me han parecido apropiados para
incluirlos en un libro [Discurso del Método], en el
que he querido que incluso las mujeres pudieran entender
algo".

e) Su valoración incuestionable de la
Religión
. Descartes asumió la religión
Católica de un modo tan básico e incuestionable que
le llevó a eximirla de la duda metódica,
supuestamente universal, y esta decisión tuvo una
influencia especialmente negativa en su racionalismo
teológico.
Este aprecio tan especial de la
Religión provenía básicamente del
adoctrinamiento religioso recibido a lo largo de su
infancia y de
su adolescencia,
pasada desde 1606 hasta 1614 en el colegio de jesuitas de
La Flèche, y a lo largo de su formación posterior,
adquiriendo tal naturalidad en el conjunto de sus convicciones
que, ya cuando, alrededor de 1630, escribió las Reglas
para la dirección del espíritu
,
consideró como un hecho evidente que Dios existía y
había revelado determinadas verdades, afirmando por ello
que "todo lo que ha sido revelado por Dios es más cierto
que cualquier otro conocimiento", sin plantearse cómo
sabía a) que Dios existía, b) que había
revelado algo, y c) a quién y cómo lo había
revelado.

Cuando escribió su Discurso del
Método,
esta serie de prejuicios asumidos desde su
infancia, junto con la presión
inconsciente recibida del círculo de sus amistades
religiosas y, sin duda, junto con el temor a la
Inquisición de la Iglesia Católica, que
había condenado a Galileo en 1633, le llevaron a olvidar
sus intenciones de no aceptar nada que no fuera absolutamente
evidente, como esas supuestas verdades
reveladas.

En esta misma línea hay que recordar la
importancia mística que concedió –o dijo
conceder- a sus tres famosos sueños –o
fabulaciones- del año 1619, que –según
dijo- le llevaron a la convicción de que Dios le
había elegido para dedicarse a la búsqueda de la
verdad, tomando, como consecuencia de esta supuesta llamada
divina, la resolución de dedicar su vida a dicha
investigación, lo cual, por otra parte, no comenzó
a hacer en plan serio hasta,
por lo menos, diez años después.

Sin embargo y como acabo de apuntar, los supuestos
sueños de Descartes pudieron ser fabulaciones y no
auténticos sueños. El motivo de esta conjetura se
encuentra en la coincidencia (?) de esos sueños del 10 de
noviembre de 1619 con un relato que había sido publicado
en 1616, Las bodas químicas de C. Rosacruz, de J.
Valentinus Andreae, miembro de la hermandad Rosacruz, en
relación con la cual poco tiempo después se
rumoreó en París que Descartes estaba vinculado a
ella. El pensador francés cuenta que en esos tres
sueños se le planteó de modo simbólico
qué camino debía seguir en la vida ("Quod
vitae sectabor iter?"
), junto con la respuesta igualmente
simbólica y milagrosa, como si de un mensaje divino se
tratara, de que debía dedicarse a la búsqueda de la
Verdad.

En cualquier caso, estas creencias ponían de
manifiesto que no fueron sus "demostraciones" (?) de la
existencia de Dios las que le llevaron a defender sus creencias
sino viceversa: fueron sus creencias las que le llevaron a
confiar en la evidencia (?) de sus "demostraciones" (?) de
lo ya asumido desde su infancia.

Descartes hubiera podido someter a la duda
metódica las creencias religiosas, al igual que
había sometido a la duda el valor de las
verdades matemáticas y la existencia de un mundo externo,
sin que ello significase que en verdad dudase del valor de tales
verdades ni de la existencia del mundo material. Por ello, parece
que, si no lo hizo, no fue porque las necesitase para su moral
provisional
, sino por temor a la Inquisición, que
podía acusarle del delito de
considerar que podía tomar a la ligera las verdades de fe,
considerándolas como hipotéticamente falsas, y por
temor a las críticas del conjunto de sus amigos más
cercanos, pertenecientes al clero, los cuales se habrían
podido distanciar de él, objetándole que las
verdades de la Religión y de la Teología no
podían ponerse en duda en ningún caso, ni en broma.
En definitiva, es muy posible que Descartes se hubiera ganado el
rechazo de la Iglesia Católica y de todo el círculo
de sus amistades si hubiese tenido el atrevimiento de someter a
la "duda metódica" aquellas verdades de fe.

Por ello y aunque resulte comprensible su actitud, el
hecho de que en el Discurso del Método no sometiera
a la duda las doctrinas relacionadas con el Dios del
cristianismo y
con las llamadas "verdades de fe" representa un aspecto negativo
en la aplicación de aquella supuesta duda
universal
, y mucho más si se tiene en cuenta que el
concepto de
Dios jugó un papel central en su filosofía,
tanto en el aspecto metodológico como en el
sistemático, y si se tiene en cuenta igualmente que
en el Discurso del Método Descartes había
afirmado que debía "rechazar como absolutamente falso todo
aquello en lo que pudiera imaginar la más pequeña
duda".

Esa incoherencia es más grave en cuanto el
dios cartesiano aparece como la única
justificación del valor de la regla de la
evidencia
, y, consecuentemente, como el único enlace
entre el pensamiento y la hipotética realidad sensible, y
entre el pensamiento y el resto de supuestas verdades de
cualquier tipo, con la única excepción de aquella
primera proposición "cogito, ergo sum", la cual no
requería ser justificada por la regla de la evidencia sino
que, por el contrario, era la única verdad, que superaba
la prueba de la duda y que servía como un comienzo para la
justificación –aunque incompleta– de
dicha regla, como se verá más adelante, pues la
justificación plena de esta regla no se dio en
ningún momento, a pesar de los intentos cartesianos por
completarla recurriendo a un Dios que a su vez debía ser
justificado por ella, lo cual constituía un
círculo vicioso.

En definitiva, a pesar de que Descartes consideraba que
la acción
le exigía guiarse desde el principio por unas
máximas de conducta, el
hecho de no haber extendido la duda a las cuestiones
religiosas
representa una contradicción por lo
que se refiere a la aplicación de la duda
metódica
, pues tales cuestiones religiosas no
debían haber constituido una excepción a la hora de
aplicar la duda, al margen de que el tener que actuar le exigiese
guiarse por unas normas de
conducta, pues éstas sólo debían tener un
valor práctico, relacionado con la
acción, pero no teórico, como sucede
con las doctrinas religiosas, que con absoluta y superficial
incoherencia consideró ya como verdades, a pesar de
que a lo largo de sus reflexiones se entretuvo en intentar
demostrarlas igual que el mago que juega a hacer aparecer un
conejo de su chistera, aparentando no haberlo colocado en ella
previamente.

Además de lo anterior, hay que recordar que en su
enumeración de los grados de sabiduría
Descartes deja aparte, en un grado infinitamente superior a
todos, la revelación divina, de la cual dice que
"nos eleva de un solo golpe a una creencia infalible". Afirma
igualmente, haciendo una apología de la fe, tan
alta o más que las de Agustín de Hipona o
Tomás de Aquino, que "se deben creer todas las
cosas reveladas por Dios, por más que excedan nuestro
alcance", y, en este mismo sentido y como si quisiera insistir en
el testimonio de su fe para evitar cualquier posible
polémica con la "Santa Inquisición" (?), en la
carta a los decanos y doctores de la Sagrada facultad de
Teología de París, carta que precede a las
Meditaciones, escribe de modo irracionalmente
fideísta:

"es preciso creer que hay un Dios porque así se
enseña en las Sagradas Escrituras, y, por otra parte,
[…] es preciso creer las Sagradas Escrituras porque
provienen de Dios".

Este párrafo, así como otros muchos de
semejante calibre, ponen en evidencia la ausencia de capacidad o,
mejor, de interés crítico –junto con la
presencia de una destacada frivolidad- por parte de
Descartes para tomar conciencia de sus incoherencias y, como en
este caso, de la serie de círculos viciosos en que
incurre, pues no hace falta ser un genio para darse cuenta de que
decir que Dios existe porque lo dicen las Sagradas Escrituras y
que las sagradas Escrituras son ciertas porque provienen de Dios
es incurrir en un ingenuo y ridículo círculo
vicioso, aunque quizá en este caso no tan ingenuo, pues la
carta iba dirigida a los decanos y doctores de la facultad de
Teología, ninguno de los cuales iba a poner
objeciones a aquella frase tan ortodoxa, sino todo lo
contrario.

Así mismo, hacia el final de la primera parte de
los Principios de la Filosofía, cuando habla de las
relaciones entre razón y fe, escribe en un
sentido similar al de Tomás de Aquino, que

"…se ha de grabar en nuestra memoria como
regla suprema la de que deberán creerse, como las
más ciertas de todas, aquellas verdades que nos fueron
reveladas por Dios. Y aun cuando acaso la luz de la razón
[…] pareciera sugerirnos otra cosa, se ha de dar
fe
, sin embargo, únicamente a la autoridad divina
más que a nuestro propio juicio
".

Afirmaciones como ésta llevan a pensar que si, en
teoría, Descartes fue el padre del racionalismo
moderno, en la práctica siguió siendo un fiel hijo
del fideísmo medieval.

En definitiva, después de haber estado buscando
un método para fundamentar con el máximo rigor todo
el conocimiento, hasta el punto de no dar credibilidad alguna a
nada que no se le hubiera manifestado con absoluta
evidencia, con absoluta claridad y
distinción
, finalmente Descartes defendió una
postura sorprendente y contraria al propio racionalismo
por el que se conoce al filósofo francés, al
concluir que el mayor conocimiento es el que se obtiene
mediante la fe en las verdades reveladas por Dios
, lo cual
podría parecer una broma de mal gusto en cuanto no
intentó demostrar en ningún momento cómo
había llegado a esa conclusión y dónde
había podido asegurarse acerca de la verdad de aquellas
supuestas verdades aceptadas simplemente por fe. Y
así, si en el Discurso del Método se
exigió el mayor rigor a la hora de aceptar un supuesto
conocimiento, de manera que finalmente sólo
consiguió estar seguro de la verdad "cogito, ergo sum",
este rigor desapareció de modo incoherente y asombroso
desde el momento en que asumió supuestas verdades de fe
sin más motivo que el hecho de haberlas recibido como
tales a lo largo de la educación recibida
desde su infancia, de manera que ni siquiera la regla de la
evidencia constituyó para él un principio seguro en
su búsqueda del conocimiento en cuanto más adelante
llegó a escribir: "yo someto todas mis opiniones
[…] a la autoridad de la Iglesia", lo cual sirve
además para aclarar que no fue sólo su fe
personal lo que le llevó a defender las creencias
religiosas como superiores a los conocimientos racionales, sino
también su temor consciente o inconsciente al poder de la
Iglesia Católica, cuya Inquisición hacia ya tiempo
que estaba actuando de modo implacable y cruel contra quienes se
alejaban –o parecían alejarse- de la
dogmática católica. Conviene recordar en este
sentido que el cisma protestante se había producido en el
mismo siglo del nacimiento de Descartes y que, desde aquel
momento, la Iglesia Católica utilizó todas las
armas a su
alcance para evitar cualquier forma de pensamiento que pudiera
debilitar su poder, tanto religioso como especialmente
político y social. De hecho, hacía pocos
años que ese poder implacable y cruel se había
manifestado condenando a la hoguera a Giordano Bruno en el
año 1600, condenando igualmente a la hoguera Vanini en
Toulouse en 1619 y ejecutando en París a Jean Fontanier;
el Parlamento de París, bajo el mando del cardenal
Richelieu, había decretado en 1624, bajo pena de muerte,
la prohibición de la enseñanza de cualquier
opinión "contraria a los autores antiguos aprobados y
mantener debates públicos sobre temas distintos a los
aprobados por los doctores de la Facultad de Teología"; el
propio cardenal Richelieu estuvo al frente del asedio y muerte de
22.000 hugonotes en La Rochelle en el año 1628; y en el
año 1633 se había producido la condena de
Galileo.

Teniendo en cuenta este ambiente de
intolerancia tan fanático, es comprensible que en el
año 1637 Descartes no se atreviera a publicar nada que
pudiera poner en peligro su integridad física y, por eso,
resulta explicable que en dicho año, cuando publicó
el Discurso del Método, optase por excluir de la
duda supuestamente universal todo lo concerniente a la
religión.

Todas estas consideraciones conducen a pensar que si
Descartes fue un filósofo, fue igualmente un
teólogo, y que, si no llegó a ser un teólogo
al estilo de Tomás de Aquino, fue porque tuvo la
osadía de pretender estructurar todo el conocimiento y
porque, a pesar de haber realizado esos continuos
panegíricos de la Revelación, de la religión
y de la Iglesia Católica, no dedicó ningún
tiempo a tratar de demostrar nada relacionado con los contenidos
de la fe en la que había sido educado, siendo ése
su punto de partida no demostrado para todas sus deducciones
posteriores. Por ello, si Nietzsche dijo
de Kant que era un
teólogo disfrazado, con mayor razón podría
haber dicho que Descartes era un teólogo sin disfraz, que
intentó deducir el árbol de la ciencia a
partir de unas raíces teológicas que siempre
aceptó, considerando que la revelación divina "no
nos conduce por grados, sino que nos eleva de un solo golpe a una
creencia infalible", sin someterla a la prueba de la duda, a
pesar de que en diversos momentos jugó a "demostrar"
aquello que previamente había aceptado sin otras bases que
las de las creencias recibidas, sobre las que afirmó su
valor absoluto en lugar de estudiar al menos si era posible
justificarlas racionalmente en lugar de aceptarlas de modo
irracional y por el solo hecho de haber sido adoctrinado en
ellas. En este sentido ya en las Reglas para la
dirección del espíritu
no tuvo ningún
reparo en hablar de "un poder superior" como origen de "creencias
infalibles" sin aclarar el origen de su supuesto conocimiento de
tal poder superior, y afirmó en este sentido
que

"componen por impulso sus juicios acerca de las cosas
aquellos a quienes su propio espíritu mueve a creer algo,
sin estar convencidos por ninguna razón, y sí
sólo determinados por algún poder superior,
por la propia libertad o por una disposición de la
fantasía: la primera influencia nunca engaña
[…]", es decir, la influencia proveniente de aquel "poder
superior".

Teniendo en cuenta esta serie de circunstancias
ambientales y la propia biografía del
filósofo francés, parece que su religiosidad no fue
especialmente auténtica sino que utilizó los dogmas
religiosos como instrumentos para conseguir su triunfo social,
que parece haber sido lo que más le interesaba, al margen
de que realmente también tuviese un interés real en
el avance de la Filosofía y de la Ciencia, superando el
lastre del pensamiento aristotélico o su influencia
negativa en la filosofía Escolástica que él
mismo había recibido en su formación en el colegio
de La Flèche. Ese fue el motivo de que en algún
caso se le llegase a considerar ateo y de que el propio Pascal
criticase el Dios de los filósofos –el frío
dios cartesiano, utilizado sólo como fundamento y
explicación físico-matemática
de la realidad-, para reivindicar el Dios vivo de Abraham, de
Isaac y de Jacob.

f) Igualmente debió de tener una influencia muy
decisiva en sus absurdas doctrinas, especialmente en las
teológicas, el ambiente cultural en el que
se movió, con un círculo de amistades
religiosas como el padre Étienne Charlet, familiar
suyo y director segundo del colegio de La Flèche, el
cardenal Bérulle, el cardenal De Bagné, los
"padres" Mersenne, Arnauld, Mesland, Donet, Batier, Gibieuf, los
sacerdotes Gassendi y Claude Picot, "el cura ateo", administrador del
dinero de Descartes en Francia, y Clerselier, gran admirador
suyo. En este sentido corrobora lo dicho el que la mayor parte de
su correspondencia estuviera dirigida precisamente a estas
personas y, de modo particular, al padre Merssenne, su mejor
amigo. El cobijo intelectual y religioso que estas amistades le
suponían se pone de manifiesto, por ejemplo, en una carta
a Mersenne en la que se muestra preocupado por si ha defendido
alguna tesis errónea en relación con las doctrinas
teológicas ortodoxas:

"En cuanto a lo que he escrito, que la indiferencia es
más bien un defecto que una perfección de la
libertad en nosotros, no se sigue de aquí que sea lo mismo
en Dios; y, sin embargo, no sé que sea de Fide
(materia de fe)
creer que es indiferente y tengo la esperanza de que el padre
Gibieuf defienda bien mi causa en este punto, pues no he
escrito nada que no esté de acuerdo con lo que él
ha puesto en su obra
De libertate (Sobre la
libertad
)"

Descartes sentía la necesidad simplemente humana
de relacionarse con quienes pudiesen ayudarle a sentir que no
estaba solo, tanto en el sentido afectivo de la palabra como
especialmente en el del respaldo a su labor intelectual. Pero,
como se ha dicho antes, este apoyo lo encontró
fundamentalmente en aquellas personas que, al igual que
él, se habían formado en un ambiente religioso e
incluso formaban parte de la jerarquía eclesiástica
más elevada. Se podría preguntar si fueron esas
amistades las que influyeron y enmarcaron los escritos
cartesianos en aquellos límites
que se relacionaban con las creencias y dogmas teológicos
de la Iglesia Católica o si, por el contrario, fueron ya
estos aspectos de su Filosofía los que le llevaron a
conectar mejor con toda esa serie de clérigos y de
personas de talante religioso, con quienes mantuvo una
correspondencia incomparablemente más importante que con
quienes defendieron un pensamiento más independiente y
alejado de los dogmas de la Iglesia Católica, como Hobbes
o como Voetius. La respuesta a esta alternativa parece
encontrarse en su primera parte: Tanto la formación
cartesiana como su círculo inicial de amistades religiosas
debieron de influir decisivamente en marcarle los límites
dentro de los cuales podía ejercer su "libre" actividad
filosófica y su comodidad a la hora de escribir y de
contrastar puntos de vista con quienes, al margen de ligeras
diferencias de opinión, se mantenían dentro del
círculo de personas que defendían la
dogmática católica.

Complementariamente con lo anterior, hay que recordar
que el miedo a la Inquisición debió de contribuir a
que sus relaciones con todos estos clérigos fueran
más intensas, viendo en ellos una especie de seguro y de
protección contra cualquier posible ataque, como el
sufrido por Galileo en el año 1633 –cuando Descartes
renunció a publicar su Tratado del
Mundo
-.

g) Efectivamente, se sabe que en muchos momentos su
actitud estuvo especialmente condicionada por el miedo a la
Inquisición, cuya condena del pensamiento y de la
obra de Galileo en 1633, determinó que desistiera de
publicar su Tratado del Mundo, como reconoce el propio
filósofo cuando escribe:

"Hace tres años que llegué al
término del tratado […], cuando supe que unas
personas por las que siento deferencia […] habían
desaprobado una opinión sobre física, publicada un
poco antes por otro [= Galileo]; no quiero decir que yo fuera de
esa opinión sino sólo que no había notado
nada en ella, antes de que fuera censurada, que pudiera imaginar
como perjudicial a la religión ni al Estado […]
esto me hizo temer que no fuera a haber también alguna en
las mías en la que me hubiese engañado, pese al
gran cuidado que siempre he tenido […] Lo que ha sido
suficiente para obligarme a cambiar la resolución que
había adoptado de publicarlo [ = el Tratado del
Mundo]".

Llama la atención que aquí, en el
Discurso del Método, a diferencia de lo que los
críticos suelen decir acerca de las causas por las cuales
dejó de publicar su Tratado del mundo, considerando
que se abstuvo de hacerlo por su temor a la Inquisición,
Descartes afirme que la causa real de su abstención fue
que pensó que tal vez en su tratado hubiera errores
similares a los de Galileo, errores de los que él no
hubiera tomado conciencia y que pudieran ser perjudiciales para
la religión o para el Estado.
Tiene interés reflejar igualmente el hecho de que mientras
en esta obra Descartes niega haber sido de la opinión de
que la Tierra se moviese, en la carta al padre Mersenne que se
cita a continuación, le confiese que sí aceptaba la
interpretación de Galileo: "He decidido
suprimir por completo el tratado que he escrito y confiscar toda
mi obra de los últimos cuatro años para prestar
obediencia a la a Iglesia, puesto que ha proscrito la
opinión de que la Tierra se mueve
". Dos meses
después, temiendo que la carta anterior se hubiera
perdido, volvió a escribirle a Mersenne: "Aunque [la
teoría de que la Tierra se mueve] pensaba que se basaba en
pruebas seguras y evidentes, no desearía por nada del
mundo mantenerlas contra la autoridad de la Iglesia". Pero una de
estas afirmaciones de Descartes era una mentira, ya que
estaba en contradicción con la otra: Hubiese podido evitar
la mentira si en el Discurso del Método no hubiese
dicho nada acerca de su punto de vista acerca de la
cuestión del posible movimiento de la Tierra, pero, al
parecer su pánico
a la Inquisición era tan grande que prefirió
declarar explícitamente que él no era de esa
opinión que no decir nada, a pesar de que en su carta a
Mersenne reconocía que sí opinaba igual que
Galileo. No parece que tuviera otros motivos para establecer su
"teoría de los torbellinos" que la de encontrar una
doctrina "ecléctica" que, aceptando la doctrina de la
Iglesia Católica, al mismo reconociera el hecho del
movimiento de los planetas
alrededor del Sol.

Esta preocupación de Descartes por la
Inquisición fue continua, de manera que incluso en 1640 y
más adelante aun estuvo preocupado por si la Iglesia
encontraba opiniones copernicanas en su obra y pudiera
perseguirle por ello. Así, en el año 1645,
preocupado por sus desagradables y peligrosas disputas
teológicas en Utrecht, le escribe a Chanut, cuñado
y amigo, y embajador en Suecia, diciéndole que

"puesto que ya me conocen muchos hombres de escuela que
buscan en mis escritos el error y procuran los medios de
perjudicarme a cualquier costa, me inclino a esperar ser
conocido también por las personas de alto rango, cuyo
poder y virtud podrían protegerme".

Igualmente llama la atención en algunas cartas su
preocupada búsqueda de cobijo en la autoridad de
Tomás de Aquino o en otra autoridad católica
reconocida en relación con el contenido de sus escritos,
como sucede cuando, apoyándose en la autoridad del "Doctor
Angélico", escribe: "En cuanto al Misterio de la Trinidad,
juzgo con Santo Tomás que pertenece puramente a la fe y no
se puede conocer por la luz natural". Este mismo temor es el que,
según parece, le lleva a tratar de alejarse de las
cuestiones estrictamente teológicas, tal como lo expresa
cuando escribe:

"Nada me ha impedido hablar de la libertad que tenemos
de seguir el bien o el mal, sino que he querido evitar […]
las controversias de la Teología y mantenerme en los
límites de la filosofía natural"

Finalmente, cuando se enfrenta a algún problema
algo vidrioso, en última instancia busca amparo en la
autoridad de la Biblia: "Si esta razón no satisface a mis
censores, quisiera saber qué dicen de las Sagradas
Escrituras, con las que ningún escrito humano debe
compararse"

h) Paradójicamente y a pesar de que afirmó
haber escogido la soledad para dedicarse más enteramente a
la búsqueda de la verdad, su vida en Holanda no se
caracterizó por la tranquilidad y el trabajo
silencioso, sino por todo lo contrario, pues cambió de
domicilio en más de 20 ocasiones –procurando
mantener en secreto sus sucesivos domicilios-; mantuvo relaciones
con Helena Jans, una sirvienta de quien tuvo una hija, Francine,
nacida en 1635 y muerta en 1640; se vio envuelto en diversas
polémicas filosóficas y científicas, y en
descalificaciones a diversos pensadores y científicos como
Beeckman, Fermat, Beaugrand, Boberval, Pierre Petit, Hobbes y
Voetius, que no debieron de contribuir mucho a conseguir la
soledad que decía buscar.

Por ello, parece que el motivo fundamental de la marcha
de Descartes a Holanda, más que estar relacionada con la
búsqueda de la soledad, se relaciona con ese temor
ya señalado al poder y al peligro representado por la
Inquisición de la Iglesia católica, y
posiblemente también al representado por el
cardenal Richelieu, que había accedido a su cargo
de primer ministro de Luís XIII en el año 1624 y
que en 1628 asedió la ciudad de La Rochelle provocando la
muerte de alrededor de 22.000 protestantes franceses (hugonotes).
El propio Descartes había sido testigo activo de dicho
asedio, pero ese mismo año emigró a Holanda;
quizá la impresión que le produjo tanta crueldad
absurda le hizo temer por su propia vida hasta el punto de
influir en su decisión de alejarse de Francia.
También es posible que el motivo concreto de su
partida se le comunicase el cardenal Berulle en la entrevista que
tuvo con él poco antes de marchar a Holanda, pero la
realidad es que se desconoce el asunto de aquella
entrevista.

Su misma admiración hacia la princesa Elisabeth
de Bohemia en algunos momentos es otro fuerte indicio de un
enamoramiento apasionado –aunque platónico-, lo cual
podría ser una señal de que la soledad no
era algo tan buscado como afirmó, sino de que, por los
motivos que fueran, pudo tener graves dificultades personales
para establecer relaciones afectivas que no fueran las derivadas
exclusivamente de su actividad intelectual.

Finalmente, el hecho de que en el año 1649
renunciase a su soledad (?) para acudir junto a la reina Cristina
de Suecia es al menos un indicio más por lo que se refiere
a la cuestión de hasta qué punto tal soledad fue
algo buscado o algo asumido mientras no tuvo otra opción
que le diera mayor satisfacción, como en este caso su
relación intelectual con una persona de la "alta
aristocracia", tan valorada por él, y que de modo
paradójico fue lo que determinó su muerte poco
antes de cumplir 54 años.

i) Llama la atención finalmente que Descartes no
llegase a tener una conciencia clara cuál era su
auténtica vocación hasta bastante tarde, pues
todavía a los 32 años se encuentra en La Rochelle
en el sitio contra los hugonotes. Y es después de ese
momento cuando, o bien porque se da cuenta de que las aventuras
militares en las que se ha metido desde sus 22 años no le
dan fama ni dinero, o bien porque se ha sentido insatisfecho de
sus viajes por Europa, o bien porque, estando ya en Holanda, ha
fracasado en su intento de montar una fábrica de lentes,
comienza a dedicarse más seriamente a su tarea como
científico, como filósofo y como
escritor.

3. La influencia de
la Teología en la fundamentación del método
cartesiano

3.1. La formación cultural de
Descartes

En la primera parte del Discurso del
Método
Descartes enumeró los diversos
aspectos de la cultura que le proporcionaron sus estudios
mostrándose decepcionado en líneas generales, pero
concediendo un valor muy especial a las matemáticas por
la certidumbre y evidencia de sus razones
. Posiblemente
influido por las críticas de diversos pensadores
escépticos
de la segunda mitad del siglo XVI (M.
Montaigne, P. Charron, F. Sánchez), manifestó una
profunda decepción respecto a la Filosofía
al observar que, a pesar de que había "sido cultivada por
los más excelentes espíritus […] sin embargo
no [había] todavía en ella nada que no [fuera] tema
de disputa". Y, en cuanto las demás ciencias derivaban de
la Filosofía, "juzgaba que no se podía haber
construido nada que fuera sólido sobre fundamentos tan
poco firmes". Según el propio Descartes cuenta, esta
decepción le impulsó a viajar y a vivir diversas
experiencias a fin de alcanzar de ese modo los conocimientos que
no había aprendido en los libros,
alistándose en diversos ejércitos como medio
de viajar para lograr su objetivo de
conocer el mundo y las costumbres de los diversos pueblos. Al
menos eso fue lo que dijo a posteriori, aunque esa
explicación del motivo de sus andanzas por los
Países Bajos, por Alemania o por Bohemia (al oeste de la
actual República Checa) pudo ser una de las posibles
fabulaciones que inventó a posteriori para
dar un sentido más trascendental a aquel episodio de su
vida.

Descartes indicó que la diversidad de opiniones y
costumbres de la gente le enseñó "a no creer nada
con demasiada firmeza", de manera que finalmente tomó la
resolución de estudiar también en sí mismo y
de emplear todas las fuerzas de su espíritu en elegir los
caminos que debía seguir. En este punto llama la
atención la "semejanza" (¿sólo semejanza?)
de estas palabras con las del filósofo español
Francisco Sánchez (1551-1623) quien escribió
en primera persona, como después el propio
Descartes, y con algunas frases que llevan de modo natural a
recordar otras del filósofo francés. En efecto, en
este sentido Francisco Sánchez había escrito
anteriormente:

"Entonces me encerré dentro de mí mismo, y
poniéndolo todo en duda y en suspenso, como si nadie en el
mundo hubiese dicho jamás nada, empecé a examinar
las cosas en sí mismas, que es la única manera de
saber algo".

En las palabras de Descartes pueden verse unas
reflexiones parecidas, aunque con la diferencia de que mientras
Sánchez habla de examinar las cosas en sí
mismas
, Descartes se plantea examinar los propios
pensamientos
, lo cual ya implicaba la reflexión de
que, aunque podemos dudar del ser de las cosas, siempre podemos
estudiar y analizar los propios pensamientos o ideas, y, por lo
tanto, tal distinción implicaba dirigir la atención
al mundo de las ideas y de la propia subjetividad, tan decisivo
en la filosofía del propio Descartes y en la posterior
Fenomenología de Husserl.

Pero, al margen de esta diferencia, existieron
semejanzas especialmente llamativas, pues tanto Francisco
Sánchez como posteriormente Descartes

1) consideraron que debían encerrarse dentro
de sí mismos
y debían ponerlo todo en
duda
como único camino para llegar a "saber
algo";

2) se plantearon la necesidad de dudar de todo, no
aceptando la autoridad de los filósofos
antiguos
;

3) manifestaron su deseo de construir una nueva
ciencia más segura, y

4) tomaron conciencia de la necesidad de encontrar un
nuevo método basado en la razón para
conseguir este fin.

Sin embargo, Descartes en ningún momento
mencionó al filósofo español, lo cual
resulta más extraño todavía si se tiene en
cuenta que éste ejerció como profesor en la
universidad francesa de Toulouse. La semejanza entre el
programa de Francisco Sánchez y las coincidencias
de tal programa con su
desarrollo en la obra de Descartes llevan a pensar que tal
coincidencia no fue una simple casualidad sino que en realidad
hubo una auténtica influencia que Descartes no tuvo
interés en mencionar. Quizás pensó que
referirse a los escritos de Sánchez redactados en
primera persona
y manifestando la necesidad de dudar de
todo
y de buscar un método racional para
avanzar en el descubrimiento de la verdad podía
arrebatarle ante los demás la "originalidad" de sus
escritos, lo cual no era muy coherente con la vanidad del
filósofo francés.

En cualquier caso parece que los escritos de Francisco
Sánchez así como los de otros pensadores y
escépticos anteriores o contemporáneos
–en ningún caso mencionados- debieron de provocar en
Descartes un impacto especialmente importante en cuanto mostraban
una seria desconfianza respecto a la posibilidad del conocimiento
y, en algunos casos, una crítica a algunos aspectos de la
Religión en la que Descartes había sido
adoctrinado. Por ello, aquellos tres famosos sueños que
dijo haber tenido en el año 1619 le llevaron a la
convicción, propia de un iluminado –o de un
espabilado-, de que había sido destinado por Dios para
cumplir con la misión de
buscar la Verdad en su magnitud más plena. Tal
anécdota, en el caso de ser cierta, podría servir
para comprender mejor la
personalidad del joven Descartes por lo que se refiere a sus
vivencias religiosas, que habrían sido las que le
habrían llevado a tratar de asegurar y de construir
mediante sus investigaciones
una Ciencia Universal, relacionada con el conocimiento
metafísico
, concerniente de manera especial a la
pretensión de demostrar la existencia de Dios y la de un
alma inmaterial e inmortal, y con el conocimiento
científico
, que pretendió sistematizar y
fundamentar a partir de ese conocimiento metafísico previo
y, en especial, a partir de las cualidades divinas. La idea de
esa ciencia universal fue el motivo de que en Los
principios de la Filosofía
comparase la
Filosofía con un árbol en el que la raíz
estaría formada por la Metafísica, que constituía la base a
partir de la cual nacía el tronco, formado por la
Física, mientras que las ramas, constituidas por el resto
de las ciencias, tendrían sus fundamentos en la
Física.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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